miércoles, 14 de marzo de 2012

El origen del calendario

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La imposibilidad de percibir el tiempo, su abstracción, hizo que desde la prehistoria tratase de medirse mediante objetos o registros. Para ello se inventaron objetos que medían periodos cortos, lo que actualmente llamamos relojes, y otros que medían meses, e incluso años.

Pero ¿sabéis como se inventaron los calendarios y cómo se datan los hechos anteriores a Cristo?


La medición del tiempo existe desde antes de la invención de la escritura. Existieron muchísimos tipos de calendarios:

Los egipcios implementaron una medición anual del cauce del río Nilo hacia el 4.000 aC aproximadamente. Se conocía el año solar de 365 días, con 12 meses de 30 días y 5 complementarios. El inicio del año estaba determinado por la primera aparición en el amanecer de la estrella Sirius, este acontecimiento coincidía ordinariamente con la crecida del río Nilo.

En Babilonia, 500 años a de C. el astrónomo Naburiano, calculó la duración de un año en 365 días, 6 horas y 15 minutos. De Babilonia hemos heredado la semana de 7 días, la hora de 60 minutos, y el minuto de 60 segundos, desde luego tenían formas ingeniosas para realizar esos cálculos, convirtiendo la sombra de las estacas en grados, minutos y segundos de ángulo, también utilizando clepsidras o relojes de agua, que datan de la antigüedad egipcia y se usaban especialmente durante la noche, cuando los relojes de sombra no servían. Una clepsidra era un conjunto de depósitos cilíndricos llenos de agua que se iba escapando por un orificio de pequeño calibre. En el interior de ellos había una serie de escalas de medida. Conforme el agua iba rellenando los recipientes, el nivel daba lectura de los minutos, las horas y los días
Clepsidra

Los griegos, establecieron en el año 776 a. de C. un calendario luni-solar que contaba con 12 meses de 29 y 30 días alternativamente. En Roma el año luni-solar, constaba de 10 meses lunares, los meses estaban dedicados a sus dioses. En el año 45 aC, Julio César dirigió el nacimiento de un nuevo sistema, elaborado por un astrónomo griego, Sosígenes de Alejandría, que determinó la duración del año en 365,25 días, de allí la necesidad de establecer un día extra cada cuatro años. Con el tiempo, todos los confines del imperio adoptaron este método, y una vez acabada la dominación romana, siguió vigente en sus reinos herederos.


El calendario judío es de tipo luni-solar, y tiene su origen en la creación del mundo. Corresponde al año 3761 aC, y comienza con la conmemoración de la salida de Egipto. Para calcular el año que corresponde con el calendario judío, se suma 3761 al año civil en curso Es decir, en este 2012 los judíos están en el 5772.

El calendario musulmán, tiene su origen en Hégira, marca la huida de Mahoma de la Meca a Medina en el año 622 de la era Cristiana, consta de 12 meses lunares de 29 y días alternativamente. 

En China el conocimiento de la astronomía se remonta al siglo IX a. de C. Pero en el año 230 aC, un emperador destruyó los textos antiguos, en los pocos textos que se salvaron, aparecen descripciones como el Solsticio de Invierno, El calendario era lunar y el año se hallaba dividido en 12 partes, comenzaba el día del Solsticio de Invierno

Los mayas en el tercer milenio aC, tuvieron un desarrollo astronómico polifacético, muchas de sus observaciones han llegado hasta nuestros días. Conocían con exactitud la posición de los planetas, y la periodicidad de los eclipses. El Calendario Maya se inicia con el día cero, que de acuerdo al cómputo del tiempo correspondería al 13 de agosto de 3114 aC. El año maya comprendía 365 días.

Los aztecas tenían dos calendarios, uno de ellos determinaba sus ceremonias religiosas. El más importante, llamado Tonalpohualli, que ha sido encontrado tallado en una gran piedra, que se conserva en el Museo Nacional de México. Consiste en la unión de una serie de veinte signos, con otra serie de 13 números, la combinación de ambas series proporciona 260 días.

Piedra del Sol, calendario mexica, aunque erróneamente
se le denomina Tonalpohualli o calendario azteca

La cultura incaica conocía el movimiento de los planetas con exactitud, las anotaciones en los quipus (cordeles con nudos) marcaban los días del calendario, que consistía en un año solar de 365 días.


Es decir, en la mayoría de las culturas de la Antigüedad se consideró el “ordenamiento” del tiempo para disponer más eficientemente del mismo. Pero nuestro calendario, el calendario gregoriano, tiene un origen curioso:


El Papa Gregorio XIII introdujo el calendario que lleva su nombre reuniendo a los mejores astrónomos de la época, los cuales establecieron que en el Calendario Juliano (el de Julio César), presentaba un desfase de 11 días, pues el equinoccio de primavera era el 11 de marzo en lugar del 21 de marzo.
Gregorio XIII

En el Concilio de Trento (1545-1563) se encomendó al Papa hacer las reformas necesarias al calendario, en el mes de octubre de 1582 el Papa Gregorio XIII descontó diez días con el fin de restaurar el equinoccio de primavera a la fecha correspondiente. Al abolir 10 días, del jueves 4 de octubre que correspondía al Calendario Juliano se paso al día siguiente viernes 15 de octubre, dando origen al primer día del Calendario Gregoriano.

Este cambio, suscitó algunas curiosidades, por ejemplo los dos exponentes más importantes de la Literatura Castellana e Inglesa: Don Miguel de Cervantes Saavedra y William Shakespeare murieron en la misma fecha. pero con diez días de diferencia (Inglaterra no adopto del Calendario Gregoriano hasta el año de 1752. Santa Teresa de Jesús murió el 4 de octubre de 1582, le dieron sepultura al día siguiente el 15 de octubre de 1582.

El Calendario Gregoriano, que es el que utilizamos actualmente, tiene un error de un día cada 3.000 años.



Pero la pregunta más interesante es ¿cómo se ha conseguido datar los datos históricos con cierta precisión y orden?

La cronología como tal cobra importancia en el siglo XVII, cuando los historiadores se interesan por el registro de fechas. Aunque ya existían tablas de hechos medievales, no había surgido la necesidad de datarlos, sino que simplemente se mantenía una sucesión coherente de hechos.

En un primer momento simplemente se apuntaron los hechos políticos, que gracias a la arcontología o cronología institucional, permitió datar los mandatos de los dirigentes políticos. Posteriormente, ya se incluyeron hechos sociales en las cronologías, pues se considera a la Historia como una ciencia social con una estructura y una coyuntura.

Así, para establecer las fechas pasadas, se computaron las fechas recogidas en el calendario juliano y se proyectaron atrás en el tiempo, obteniendo como resultado la cronología que todos conocemos. 
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